Vistas de página en total

viernes, 21 de julio de 2017

Monolith : cuando los buitres vuelan alrededor de la montaña


Es innegable el gran legado que Black Sabbath ha dejado en el universo del rock, mismo que ha sido tributado por muchas generaciones desde los años setentas del siglo pasado. Muchas bandas han orientado sus pasos según la ruta trazado por el cuarteto de Birmingham, al grado que en la última década hemos tenido una fiebre de grupos revival que hacen nueva música buscando rescatar su tempo y su sonido hasta el más mínimo detalle. Así es como han llegado hasta nuestros oídos bandas como Orchid, Freedom Hawk o Mountain Witch, quienes han creado nueva música bajo los obscuros cánones de Iommi, Butler, Osbourne y Ward. En esta ocasión, tendremos el gusto de compartir a otra banda que ha logrado recrear aquel estilo para alimentarlo y desarrollarlo hacia nuevas posibilidades: Monolith.

A finales de 2010 en la ciudad alemana de Bremen, tres tipos se reunieron para crear una banda que regresara al hard rock setentero con tintes proto-doom, esa vieja escuela que sentó las bases para el metal a través de la maldad y ritmos aletargados donde el dolor y la muerte lo dominan todo. Fue así que Ralf Brummerloh en el bajo y voces, Ron Osenbrück en las guitarras y Andre Dittmann en la batería comenzaron a componer inspirados en los señores de la obscuridad hasta que en 2014 lograron publicar su disco debut llamado Dystopia, un álbum sencillo y sin pretensiones que sentaría las bases de su sonido.


Sin embargo, la banda requería dar el siguiente paso, por lo que vieron la necesidad de darle mayor fuerza a su sonido. Fue así que Ralf tomó la guitarra eléctrica y se integró Jann Worthmann al bajo, transformando a Monolith en un cuarteto con mayores posibilidades sonoras. Sin abandonar ese sabor vintage, el grupo enriqueció su repertorio con temas más concisos y mayor imaginación hasta lograr ser más que una copia calca de Black Sabbath. Gracias a ello, la banda grabó Mountain, disco presentado en marzo de 2016 a través de la disquera Final Gate Records.

Una geométrica portada realizada por Rocket & Wink nos da la bienvenida al nuevo material de Monolith, que desde el primer riff de guitarra inmediatamente sabemos que estamos frente a un gran disco. Los pesados acordes encuentran en la unión de las dos guitarras el poder necesario para mostrar al reforzado monstruo abismal que ha surgido de los abismos de la condena y el sufrimiento. Con los cambios en la alineación, Ralf logra concentrarse más en las voces, mismas que encuentran su referente en el Ozzy nasal de sus épocas en Black Sabbath; pero ésto es logrado gracias al trabajo en estudio de Enno Legien quien hizo la mezcla y la masterización del álbum.


Mountain es un disco con muchas más variantes que su predecesor Dystopia, pues se alimenta otras vertientes del hard rock setentero como Pentegram, Atomic Rooster y Led Zeppelin, pero sin abandonar la base doomy que los caracteriza. De esta manera, los tiempos de los ochos tracks que conforman el álbum varían entre sí para romper la monotonía que había en el primer disco de Monolith. Así es como podemos escuchar canciones que van desde el sentimiento heredero del hard blues que bien se puede acelerar en un proto-metal o descender a los infiernos del proto-doom como lo logran en "Standing tall". El tema inicial del álbum y que le da su título está clavada en la vieja escuela de Sabbath, aunque su explosión final con un solo de guitarra espectacular sorprende a cualquiera (más allá de que algunas figuras guardan una extraña semejanza con "Champagne supernova" de Oasis).

El segundo disco de Monolith es un vaivén constante. Desde la entrecortada "High horse" y la decadente "Tide" hasta la suavidad de "Lies and deceit" y la acústica "Blackbird", Mountain ofrece bien o duros e impenetrables muros de roca o tenues altiplanos que permiten lanzar una mirada al horizonte. Quizá a muchos amantes de las bandas revival el disco los decepcionará, pero para quienes buscamos grupos que se permiten abrir el abanico de las posibilidades, este material es aire fresco.


Mountain ha tenido como único single hasta el momento el tema "Vultures", segundo track del disco que muestra el lado más doom de la banda. El bajo marca una lenta melodía a la que se suman el resto de los instrumentos para crear una especie de marcha fúnebre mientras los buitres sobrevuelan el cuerpo hasta que éste se convierta en carroña. Las guitarras logran dominar el horizonte sonoro estereofónico gracias a que aprovechan la fuerte plataforma que crea el envolvente bajo. La batería golpea sin piedad a cada paso, uno que asemeja al de un condenado a muerte que tiene un grillete amarrado a su tobillo. Las diversas voces que conforman el coro que entona la melodía nos recuerdan obviamente a Ozzy Osbourne, capas y capas de sonido que logran recrear un conjunto de almas perdidas en el limbo en búsqueda de redención. Cual el tema alcanza su cenit, el tiempo aumenta hasta que la guitarra toma el control para vomitarnos un estridente solo que logra explotar los tímpanos.

Con un video dirigido por Stevie Chulze y editado por Ivan Marinsky, se promocionó visualmente a "Vultures". En sus imágenes podemos observar un desolado y lúgubre bosque donde un antropomorfo buitre se pasea en búsqueda de alimento. Un hombre perdido entre los secos árboles busca una forma de regresar a casa, pero el frío del invierno dificulta aún más esa posibilidad. Mientras la historia se desarrolla, Monolith toca arropados por sus amplificadores Orange utilizando como escenario una zona industrial cubierta de nieve. La noche cae y el frío cubre al cuerpo moribundo que pronto encontrará en la muerte la salida a su situación.


Grato sabor de boca deja el segundo material de Monolith, aunque despierta algunas dudas que esperamos pronto sean despejadas: ¿Cómo será el siguiente disco de la banda? ¿Abandonarán su estilo en búsqueda de nuevos caminos surgidos de la experimentación? Por lo pronto, el cuarteto alemán no ha dejado de tocar desde que publicó el álbum hace más de un año por lo que desconocemos cuál será su siguiente paso. Sin embargo, Mountain guarda entre sus surcos muchas sopresas que deberemos develar con paciencia y un oído afinado, por lo que será necesario regresar a él varias veces para terminar de descifrarlo y encontrar algunas pistas que nos puedan dirigir hacia su futuro...


No hay comentarios:

Publicar un comentario